Miguel Castillo, pintor y escultor chalateco
Miguel Ángel Castillo Flores nació el 8 de octubre de 1959 en el Barrio San Antonio de la ciudad de Chalatenango, específicamente frente a donde ahora se ubica el actual mercado de la ciudad.
Don Miguelito Castillo, como popularmente le dicen quienes lo conocen, es un chalateco bastante fascinado por el arte y con el cual se puede conversar horas y horas. Son muchas personas quienes le conocen por sus habilidades, pero a la fecha no contábamos públicamente con alguna información que hablara sobre él y sobre su legado especialmente con las artes plásticas de Chalatenango.
Por ello conoceremos aquí una parte de su vida, en parte contada por él mismo.
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Al entrar a su casa, le encuentro trabajando en lo que más le gusta. Me dice que disculpe el desorden que tiene, que su trabajo generalmente implica mantener cosas por aquí y por allá. Pinceles, botes de pintura, periódicos viejos, todo eso se aprecia a simple vista.

Sus manos están llenas de pintura porque es como la esencia básica de lo que él hace, es con lo cual le da vida a objetos que convierte en arte.
Me llama la atención que en algunas paredes de su casa ha pintado algunos cuadros típicos que representan perfectamente a los chalatecos de antes, es imposible no fijarse en ellos, ya que están elaborados con mucha paciencia en cada detalle. “Si, después pensé que mejor lo hubiera hecho en un cuadro”, me dice. “Pero fíjese que aún no lo he terminado, me falta hacerle algunos detalles de sombras, para darle más realismo”.
Don Miguelito es perfeccionista. En casi la mayoría de sus obras dice que faltan algunos detalles para terminarla, como la mayoría de artistas plásticos que ven su obra y la contemplan más tarde de una manera en que son conscientes de que pudieron haberla mejorado, nunca están conformes. Pero para quien aprecia el arte es como felicidad para su vista.
Le llevo impresa una fotografía que le habían mostrado en redes sociales, la cual me manifestó que deseaba tener desde hace tiempo. es una fotografía donde él aparece marchando en un desfile en sus años de escuela. Esta fotografía me la compartió en original Mario Calero, la cual había sido publicada por él en su página Chalatenango Siglo XX. Don Miguelito es una persona juvilada, me dice que él no tiene redes sociales ni eso de WhatsApp.
Una infancia difícil
Su infancia no fue muy fácil; don Miguelito recuerda que debía trabajar para poder estudiar ya que su madre, quien era soltera, no alcanzaba a cubrir las necesidades básicas de hogar, por lo cual él tenía que trabajar vendiendo en el mercado, y en ocasiones esto le tomaba mucho tiempo, especialmente cuando iban a comprar mercadería al cantón Chiapas.

A pesar del esfuerzo que esto requería, estudió su educación básica en el Grupo Escolar Felipe Solano (el cual después sería Escuela Renovada de Varones y hoy Centro Escolar Carlos Arnulfo Crespín).
Cuenta que de pequeño le gustaba destacar en aquellas tareas escolares que estuvieran relacionadas a las artes manuales, los «dibujos en relieve» era sus favoritos. Cuando llegamos a esta parte hay un suceso importante que viene a su memoria y que me cuenta con mucha emoción: En sexto grado su maestra, Carmen Romero, dejó una tarea de elaborar un esqueleto humano. Su trabajo, el cual elaboró de palos, destacó mucho del resto, tal que el director Carlos Arnulfo Crespín y su maestra le pidieron que dejara en la escuela aquel esqueleto de palo como apoyo didáctico. Con ello se hizo popular e incluso después alumnos y maestros de otras escuelas le pedían ayuda para realizar sus trabajos escolares que tuvieran que ver con manualidades o dibujos. «Antes no era como hoy», me dice, «dejaban muchas tareas de dibujar del cuerpo humano y sus aparatos y no había donde sacarlo, por lo que la única manera era dibujarlo».

Así su trabajo fue conocido por muchas personas. Cuenta que debido a eso le buscaron para que hiciera esculturas, específicamente “santos de palo” es decir santos religiosos tallados en madera, los cuales eran requeridos para actividades católicas. No tenía experiencia en ello, pero la fue ganando en el camino. Para este tiempo, a sus 22 años, trabajaba como empleado del Hospital de Chalatenango, además de realizar esculturas y artes plásticas. Lo que ganaba en su trabajo lo ocupaba para comprar pintura y herramientas para así realizar y mejorar su oficio artístico.
Adicionalmente comenzó a elaborar letras artísticas en diplomas, mascotas para los desfiles, trajes típicos y trajes de fantasía, con lo cual se hizo muy conocido en Chalatenango.
Posterior a jubilarse en el hospital, estuvo trabajando unos años el ex Centro Penal de Chalatenango, donde impartía talleres de pintura a los internos.
Algunas de sus pinturas
El Purgatorio
La escena representa a las personas que irán a un lugar de tormento, cuenta que fue buscado por las hermanas de la iglesia ya que lo necesitaban para el día de los difuntos, para simbolizar a la gente que en el más allá sufre por sus pecados en vida. El cuadro fue creado allá por el año de 1986, con la colaboración económica del pueblo. La impresión de los religiosos fue positiva, a pesar que nunca habían visto alguno de sus cuadros.
Actualmente este cuadro, pintado por don Miguelito Castillo, se encuentra en la parte de atrás de la Catedral de Chalatenango. Muchas personas lo habrán visto ahí, pero casi nadie sabe que él fue quien lo creó.

Barrio San Antonio
Su afición por la pintura que representa pueblos es mucha y éste lo realizó con más motivación ya que es el barrio donde él vivía. La hizo como un recuerdo. La pintura es una representación de cómo era en sus inicios el Barrio San Antonio. Luego fue prestada (aunque en realidad fue un regaló) a un doctor quien tenía una clínica cuyo nombre era “San Antonio” la cual se ubicaba a un costado de la iglesia en ese mismo barrio.

San Antonio de Padua, en la iglesia
Esta pintura que realizó en el campanario de la iglesia del barrio San Antonio (a la derecha de la imagen), a petición de la directiva de la iglesia, fue elaborada en sus ratos libres mientras trabajaba en el Hospital de Chalatenango.

Ciudad de Chalatenango antes de los 70s
Don Miguel cuenta que subía a la terraza del Hospital, en el día y a veces en la noche. Desde ahí observaba la ciudad de Chalatenango con sus casas típicas del pasado y pensó en inmortalizarlo para apreciar esa ciudad cómo era antes, allá por los años 70s. Me cuenta que ese cuadro lo regaló a un familiar. Adicionalmente apareció en el programa de las fiestas decembrinas de Chalatenango de 1972.

Posa El Pintor
La posa El Pintor fue siempre una de las más famosas del río Tamulasco de Chalatenango, en su juventud cuenta que era un río bastante frondoso y muy concurrido por los chalatecos de ese tiempo, incluso iba de noche a divertirse sanamente. Es posa fue grabada en un cuadro para recordar más adelante cómo era esa posa. Este cuadro aún lo tiene en su casa y es uno de los únicos que no vende ni regala, quizás porque representa su juventud.

La escultura de San Antonio en el Hospital
Sobre su trabajo de escultura han sido muchos, pero hay uno en especial que recuerda. Es la escultura de San Antonio de Padua, la cual se encuentra en el Hospital de Chalatenango, específicamente en la entrada del mismo. «Ese yo lo hice. Para ponerle las pestañas a ese San Antonio me tocó arrancarme el cabello mío», me cuenta entre risas.
En la siguiente fotografía, se observa elaborando una escultura de Jesús.

Su participación en AJOCHT
Don Miguel Castillo fue un miembro muy importante para la Asociación de Jóvenes Chalatecos Tecunalchin (AJOCHT), una asociación sin fines políticos ni religiosos que nació en 1997 en el municipio de Chalatenango para dar participación a los jóvenes en diversos ámbitos de la sociedad.
Recuerda que fue buscado por algunos jóvenes de la asociación quienes sabían de su trabajo artístico para que elaborara unas mascotas. A los jóvenes les encantaron sus sugerencias para mejorar los diseños propuestos y aquellas primeras mascotas destacaron mucho. Y así año con año fue participando en la elaboración de mascotas, personajes infantiles, trajes típicos, trajes de fantasía, hasta elaborar creaciones más sofisticadas como dragones que lanzaban fuego.
Los desfiles de AJOCHT eran muy populares en la ciudad de Chalatenango, muy esperados, el desfile principal se realizaba dentro del marco de las fiestas dicembrinas de Chalatenango, y en sus últimos años fue realizado al final de cada año, al no contar con el apoyo de la administración municipal anterior.

Era un trabajo que iniciaba unas semanas antes y en el cual colaboraban muchos jóvenes que en ocasiones se reunían en la casa de don Miguel para elaborar aquellas mascotas que nos divertían. A él siempre lo pasaban al frente a decir algunas palabras de motivación a los jóvenes. Sin duda fue una parte fundamental de ese proyecto, ya que en su casa tiene varios reconocimientos que los Jóvenes de AJOCHT le otorgaron.
«En una ocasión que colaboré económicamente para realizar el desfile decidieron ponerle mi nombre, ya que no teníamos apoyo de las autoridades municipales».

Sus memorias del Chalatenango de antes
Recuerda que las fiestas de la ciudad eran típicas, aunque con una menor complejidad en la preparación de las carrozas que participaban. Luego de ser conocido por su arte, cuando alguién necesitaba una carroza para un desfile, la primera persona en la que pensaban era en él, ya que en Chalatenango se hizo bastante popular.
En la época de diciembre, muchas casas que eran de corredores o portales se llenaban de gente de otros pueblos, esta gente se quedaba a pasar la noche en Chalate a su paso para llegar a las cortas de café. Incluso él recuerda que también fue a las cortas de café.
Una carreta era el tren de aseo, el cual pasaba una o dos veces por semana por su casa. Las calles empedradas y de polvo existían en su tiempo, aunque poco a poco los alcaldes fueron mejorándolas. Él fue testigo de esos cambios.
Frente a la catedral, se ubicaba un pequeño centro de comercio donde las personas iban a comprar. En esa zona también estaban unos chalets donde vendían carne, durante las fiestas los jaripeos se realizaban ahí, en la zona que está bajo el atrio. Parece que fue una plaza muy importante durante la primera mitad del siglo pasado.

Qué hace en su día a día
Hace unos años fue operado por un problema de la vista, lo cual le dificulta su trabajo en algunas áreas actualmente, pero se mantiene siempre activo realizando algunas creaciones para pasar su tiempo ocupado, ya que es una persona jubilada.
Don Miguelito es consciente que «mantenerse ocupado en su día a día» en su día a día es importante.
De hecho, al momento de visitarle en su casa y conversar con él se encontraba pintando unos valdes de pintura vacíos y realizando detalles de pintura en la parte de afuera, me dijo que los creaba para ocuparlos como macetas o basureros y que en ocasiones le buscaban, ya que a la gente les gusta.

Su madre, con quien vivía, partió a mejor vida hace unos años atrás. Ahora le acompañan unos pericos en su día a día, son quienes con sus cantos le hacen compañía en su trabajo artístico.
De adentro de su casa saca un poema que tiene enmarcado y me lo muestra, dice que un amigo se lo escribió para animarlo a que luchara por su vida y que se pudiera sobreponer a algunos vicios que él tenía.
Un mensaje a los jóvenes chalatecos
Finalmente le pido que comparta algún mensaje que quiera hacerles llegar a los jóvenes de Chalatenango. “Que se programen para el futuro, que no se dejen impresionar por el consumismo que nos implica solo gastar. Los jóvenes deben estudiar y aprender un oficio, estudiar y aprender un oficio, eso les hará ganar dinero. Hacer un esfuerzo por salir adelante en su juventud, esforzarse, para defenderse en la vida”.
Aprender al menos un oficio…
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Después de esto le agradezco por su tiempo, y le digo que es una persona muy valiosa para la historia de Chalatenango, que depende de nosotros los chalatecos conocer su historia y su legado, a pesar que el trabajo que desempeña ha sido en ocasiones poco valorado por instituciones locales.
Sus ojos melancólicos al final de la entrevista me indican que había mucho de su trabajo y su vida que no era conocido hasta ahora. Ojalá este espacio sirva para darlo a conocer y empezar a saldar esa deuda de reconocimiento que los chalatecos tenemos con él.
Exelente entrevista nunca había escuchado de el aún siendo Chalateco, buen ejemplo a seguir ya que en la actualidad los jóvenes solo vive de los padres les gusta…me gustaría conocerlo en persona.
Muchas gracias por sus palabras. Puede conversar con don Miguelito visitándole en su casa, la cual se encuentra frente al mercado de Chalatenango. Saludos