Miguel Zepeda, un chalateco al servicio de la gente
En esta ocasión he tenido el gusto de entrevistar a don Miguel Zepeda, una persona muy carismática en el departamento de Chalatenango, conocido popularmente por su trabajo desempeñado por muchos años en el banco Salvadoreño y en la gerencia del banco Cuscatlán en la cabecera departamental. Hemos conversado también sobre sus proyectos personales y políticos, así como de su vida en esta interesante entrevista.
Edwin Miguel Antonio Zepeda Navarrete nació en el barrio El Centro de la ciudad de Chalatenango, el 4 de agosto de 1962. Hijo de don Miguel Vladimiro Zepeda y doña María Mirtala Navarrete de Zepeda (conocida como niña Talita). Comenta que sus primeros años de infancia los vivió justamente en el local donde actualmente se ubica el Par2 en la ciudad.
Don Miguel recuerda que en su infancia había pobreza pero siempre tenía aspiraciones de una vida mejor. Jugaba con sus vecinos en los portales de la calle principal de Chalate, con juguetes improvisados y a la pelota. Para esa época las calles de Chalatenango eran empedradas.
Luego de varios años de estudio, en 1982 inició su vida laboral como un docente de educación básica en el centro escolar de Reubicación Número 3, en el municipio de Chalatenango, donde también trabajó coomo director. Eran los años más difíciles de la guerra civil de El Salvador, y esa zona donde se ubicaba la escuela era considerada como muy peligrosa. A raíz de eso surgieron amenazas a su persona, por lo cual terminó dejando ese puesto de trabajo.
Posterior a ese suceso, en agosto de 1983, don Ramón González amigo de sus padres les comenta de una oportunidad laboral que había en el Banco Salvadoreño, cerca de su casa, con lo cual ingresa a la banca. Unos años más tarde y con alguna experiencia acumulada le llaman de Banco Cuscatlán, para ofrecerle el puesto de gerente en la nueva sucursal que abrirían en Chalatenango. En este banco laboró por cerca de 20 años.
En 2017 se retiró de la banca y se incorporó a la política, ha participado en dos ocasiones en las elecciones por la alcaldía de Chalatenango, en las cuales no pudo obtener el triunfo, sin embargo ha desempeñado el puesto de concejal del partido GANA (Gran Alianza por la Unidad Nacional).
Al consultarle sobre si va a participar en una nueva elección me ha contestado que su carrera política termina en este período (2021-2024), puede que no se aleje de la política, pero podría acompañar como consejero.
En la entrevista también me comenta sobre un suceso muy emitivo, cuando sufrió el COVID19, una enfermedad respiratoria que casi le arrebata la vida, recuerda cómo su hermano no pudo sobrevivir a esa enfermedad.
«El covid me atacó los pulmones, me dejó sin respiración, fui trasladado inmediatamente por la ambulancia del cual yo agradezco al Hospital Regional de Chalatenango y a todo su personal por habernos atendido de esa manera súper importante y me llevaron pues inmediatamente al hospital de El Salvador, donde pasé 32 días ingresado. Mis primeros diez días fueron críticos. Estuve a punto de desaparecer, pero la voluntad de Dios fue otra y gracias a Dios aquí estamos todavía contando el cuento».
Actualmente don Miguelito Zepeda, como suelen conocerle los chalatecos, está en el período de su jubilación, disfruta de sus días en la Quinta Talita, una propiedad que ha nombrado así en honor a su madre, y que se ubica unos metros abajo de la iglesia católica del caserío Tepeyac. El lugar está siendo acomodado para en un futuro recibir a turistas o comenzales. Dice que disfruta mucho de la vida fuera de la ciudad.
Además es un chalateco muy servicial y muy carismático. Guarda muchos recuerdos del Chalatenango de antes y de algunos personajes conocidos de su juventud, sobre los cuales hemos hablado en esta entrevista, la cual se ha extendido un poco, ya que don Miguelito es un hombre que gusta mucho de conversar.
Hemos conversado por algunas horas en su quinta Talita, y el tiempo no se ha sentido. Así como han pasado los años desde su infancia en aquella esquina de un portal del Barrio El Centro de Chalate, ahí donde se ubicaba la refresquería de su mamá, la refresquería Vista al Lago, un lugar donde los chalatecos se detenían a tomar algún refresco o bebida mientras se sentaban contemplar aquel lago que se había formado, hace algunas décadas atrás, mientras la ruta de buses 125 pasaba por aquellas calles empedradas…